No es la primera vez que Madrid se enfrenta a una pandemia. Vamos a recordar tres de las grandes pandemias en las que Madrid sobrevivió y salió reforzada.
En 1.347 la Peste se extendió por Europa, transportada por las ratas, que encontraban su mejor aliado en la suciedad que imperaba y en la hambruna de la mayoría de la población.
En Europa pereció el 30% de la población y en España murieron mas de 3 millones de personas.
Pero en Madrid hubo muy pocos casos y según dice la tradición el 8 de Diciembre de 1.348, fiesta de La Inmaculada Concepción, milagrosamente la peste remitió en Madrid.
En 1.834, en plena Guerra Carlista, el Cólera llegó a España matando a 15.000 personas.
En Madrid murieron 4.400 personas de las 220.000 que vivían en la Villa. El Ayuntamiento se ocupó de los 90 niños que quedaron huérfanos y crearon Casas de Socorro en todos los distritos madrileños y hospitales provisionales para atender a los enfermos.
Asimismo publicó bandos para indicar a los habitantes de la necesidad de mantener medidas higiénicas, evitando dejar en las calles aguas residuales y animales muertos.
En 1.917 la llamada Gripe Española, que no empezó en España, mató a 40 millones de personas en todo el mundo.
En plena 1ª Guerra Mundial, nuestro país era el único que publicaba datos de los fallecidos, por lo que el resto de países asumieron que provenía de España.
Unas 300.000 personas fallecieron en la nación española y hubo mas de 8 millones de personas infectadas.
Los esfuerzos del Alcalde de Madrid, D. Luis Silvela, consiguieron que en la Capital la incidencia fuera mínima.
El aislamiento de enfermos, la desinfección de calles y las cuarentenas, ya se aplicaron en aquel momento. En bandos de 1.918 se pedía a la población evitar aglomeraciones, extremar la limpieza del cuerpo, ropa y vivienda y utilizar una mascarilla. No sabían que las mascarillas de tela no servían para nada.
Ahora como entonces, con la ayuda de todas las medidas de seguridad y con las vacunas, vamos a superar esta pandemia y Madrid volverá a ser la ciudad en la que nadie es forastero.