Una de las historias mas impactantes del Madrid del siglo XIX fue la del Dr. Velasco.
Velasco era un médico reconocido en España y Europa como una eminencia y estableció su residencia en un palacete Neoclásico en la C/ Alfonso XII, frente a la Estación de Atocha donde vivía con su esposa y su hija Conchita, a la que adoraba.
La niña tenía 15 años y padecía de fiebres tifoideas recurrentes, lo que estaba acabando con su débil salud. El tratamiento que durante años le administró el Dr. Benavente, amigo personal de Velasco, no mejoraba su estado.
La salud de su hija era día tras día mas crítica y Velasco decidió administrarle un purgante para bajar la fiebre, remedio muy usado en la época, como tratamiento de casi todas las enfermedades.
Conchita empeoró rápidamente por una hemorragia interna y falleció.
El Dr. Velasco se volvió loco, culpandose de la muerte y utilizó todos sus conocimientos para embalsamar a su hija. Enterraron su cuerpo en el cementerio de San Isidro.
Pero la obsesión del padre era tal que toda la casa estaba llena de retratos y recuerdos de Conchita. Hasta construyó una capilla en honor de la niña.
Varios años después, en 1.875, mandó desenterrarla y el cuerpo estaba perfectamente conservado.
Terriblemente trastornado, se la llevó a su casa y decidió no volver a separarse de ella. La sentaba a la mesa mientras comía, la abrazaba, la vestía y adornaba con joyas y hasta la sacaba a pasear con un hermoso vestido de novia, en coche de caballos por El Retiro.
Todos estos actos y su pérdida de cordura acabaron con su carrera como médico. Las presiones familiares consiguieron convencerle de que volviera a enterrar a Conchita, a lo cual accedió después de muchos ruegos.
La calle del Doctor Velasco en Madrid está entre la C/ Alfonso XII y la Ronda de Atocha.
¿LEYENDA O REALIDAD? TAL VEZ UNA MEZCLA DE AMBAS