En el siglo XIX proliferaron en Madrid las fondas, los mesones, las casas de comidas, las confiterías y los primeros restaurantes que traían a la capital de España las especialidades francesas.
Los cafés se pusieron de moda y en ellos escritores e intelectuales pasaban muchas horas conversando de lo divino y de lo humano.
Todos estos establecimientos han pasado a formar parte del escenario gastronómico de Madrid con platos típicos que podemos seguir degustando a día de hoy.
El Cocido Madrileño de tres vuelcos, el Besugo a la Madrileña, los Soldaditos de Pavía (bacalao rebozado), los Callos a la Madrileña, los Bartolillos rellenos de crema y los vinos de Navalcarnero o de La Mancha, eran algunas de las delicias que ofrecían a madrileños y foráneos.
Para comer un buen cocido en 2021, mi recomendación principal es “Lhardy”, en la Carrera de San Jerónimo. Hay otros sitios pero, la experiencia única de comer un maravilloso cocido madrileño en un entorno tan magnífico, solo podremos encontrarla en “Lhardy”. Desde la bandeja de plata en la que lo sirven, hasta la calidad de los productos que utilizan, hacen este cocido indispensable, al menos una vez en la vida.
Los Soldaditos de Pavía es necesario comerlos en “Casa Labra”, por su casticismo y por su situación cercana a la Puerta del Sol. Consiguen un bacalao jugoso, con un crujiente y dorado rebozado.

Para comer unos buenos Callos a la Madrileña, creo que “El Landó” es el sitio perfecto. Magníficos callos y estupenda relación calidad-precio. Son ligeramente picantes, como deben ser los callos.
